Espacios verdes en la ciudad: instrumentos contra el cambio climático.
El cambio climático es una realidad. Lo vemos todos los días tanto en los medios de comunicación, como en nuestra vida cotidiana. Poco a poco nuestra tierra va aumentando la temperatura y eso lo sentimos cuando salimos a la calle, el calor abrazador inunda nuestro espacio vital. Los científicos que se han encargado de estudiar este fenómeno aun no han logrado responder con certeza si el cambio climático es un efecto generado exclusivamente como resultado de las actividades del hombre sobre el ambiente o es un procesos climáticos propio de la evolución de la tierra.
Las conclusiones preliminares de los científicos apuntan hacia las dos premisas, pues desde que comenzó la revolución industrial a comienzos del siglo XIX, las actividades humanas han emitido gases a la atmósfera de forma continua que son perjudiciales al acumularse en grandes cantidades. Sin embargo, el planeta pudo mitigar esa contaminación pues el proceso de regeneración de los gases era mayor al proceso de producción de gases contaminantes, este proceso se denomina capacidad de carga del ambiente.
Entrado el siglo XX, la capacidad de carga del ambiente fue perdiendo fuerza ya que la cantidad de gases contaminantes arrojados a la atmósfera era superior a la capacidad que tiene el ambiente de regenerarlo, por consiguiente comienza la etapa de la degradación.
Este fenómeno de degradación no solo ha perjudicado al clima y su atmosfera, también perjudica a las plantas, animales, ríos y montañas, pero en especial perjudica a los humanos, los cuales son seres que a pesar que se han adaptado muy bien a los cambios que ha tenido la tierra en los últimos cientos de miles de años, no ha podido hacer nada para evitar los cambios que él mismo ha producido. En el mismo caso del medio ambiente, el ser humano está perdiendo poco a poco la capacidad de carga, por lo que podría entrar, si no se toman medidas correctoras, en fases degradativas.
No todo es consecuencias de la actividad o desarrollo antrópico. Los últimos estudios en paleoclimatología, ciencia que estudia el clima pasado a través de fósiles, han demostrado que la tierra a lo largo de su historia ha presentado alzas de temperatura por el aumento de gases de efecto invernadero que se concentraron en la atmósfera. A su vez, en la historia del planeta, estos cambios se han presentado de manera cíclica por lo que se podría suponer que estamos en el comienzo de un período de aumento de la temperatura planetaria. Sin embargo, estas teorías no han sido aún verificadas y sería muy aventurado tomar conclusiones sobre ellas.
Figura 1 grafica que explica la paleoclimatologia y el cambio climático. Las fluctuaciones en rojo son las concentraciones de dióxido de carbono atmosférico en periodos de 50.000 años y las fluctuaciones de las líneas rojas es la temperatura media también del mismo periodo de tiempo. El extremo derecho es el tiempo actual. Fuente: www.brighton73.freeserve.co.uk
Es importante destacar que los gobiernos del mundo se comprometen a reducir la emisión de gases en espacios de tiempo muy largos como por ejemplo, se puso como meta de reducción de dióxido de carbono y otras toxinas a la atmosfera el año 2020. Cabe preguntarse entonces: ¿el planeta y los seres que lo habitan, sobrevivirán esta degradación ambiental hasta el 2020? ¿Los plazos para actuar y tomar medidas efectivas no deberían ser más cortos?. Creo que los seres pensantes y no pensantes que habitan este planeta y que no son los tomadores de las decisiones piensan que si.
Sin embargo, cada uno de nosotros puede ayudar a disminuir los efectos del cambio climático a escala local. Como hacerlo? Tomando decisiones en nuestras ciudades, en la reforestación de nuestros espacios tanto públicos como privados, en la educación ambiental hacia nuestros hijos, en el uso racional de la energía, bien sea eléctrica o combustible, reciclaje, entre otras miles de cosas que cada habitante de la tierra puede hacer para disminuir el impacto sobre el ambiente.
Los Arboles y los servicios ambientales.
Los servicios ambientales son considerados como la capacidad que tienen los ecosistemas para generar productos útiles para el hombre, entre los que se pueden citar regulación de gases (producción de oxígeno y secuestro de carbono), belleza escénica, alimentos, madera y protección de los suelos, aguas y la biodiversidad en general.
La reforestación es el acto de sembrar árboles o arbustos de interés forestal donde antes se talo una selva o un bosque, la importancia de reforestación radica en los servicios ambientales que estas plantas generan a la población humana.
En cada ciudad, pueblo y caserío hay un espacio público donde hay árboles o arbustos, estos seres vivos nos ayudan, sin que nos demos cuenta, a regular la temperatura del ambiente. Por eso es importante el mantenimiento de estos espacios verdes, pues la sombra de un árbol puede refrescar más que 10 aires acondicionados funcionando al mismo tiempo en el mismo espacio de sombra que genera. A medida que haya más arboles en plazas, sitios públicos y privados habrá mejor calidad de vida para los habitantes de la ciudad, no solo por la frescura que ellos generan sino porque también por los beneficios ambientales que nos aportan. La reforestación de estos espacios es sin duda una acción que los habitantes pueden hacer para disminuir el calentamiento global.
Sin embargo, no todos los proyectos de reforestación en áreas urbanas pueden ser llevados a cabo por la sociedad civil. Debe haber una sincronía entre la actuación de las autoridades locales y los habitantes para la ejecución de estas obras donde los ciudadanos deben velar por sus espacios públicos y por los sitios verdes que los rodean. Sembrar árboles no es solo una cuestión de misiones ni de acciones de niños, es contribuir y mejorar los espacios, es darle vida a cada rincón urbano. Los ciudadanos, independientemente del oficio que tengan, deben estar atentos ante los hechos que acaben con la vida de los árboles y arbustos, en especial lo que están en las ciudades, pues gracias a ellos, aún se puede vivir dentro de la selva de concreto.
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